El suelo al ser cubierto por cenizas, en principio, pierde fertilidad provocando que las capa de humus, desaparezcan. Los pastizales se tapan y los animales no tienen que comer. El agua de lagos, ríos y napas se contaminan.
El aire se contamina con las cenizas y con los gases de la erupción, lo que pone en riesgo a la población vulnerable, como niños y ancianos.
A largo plazo, las erupciones de los volcanes producen efectos positivos sobre el ambiente como mejora de fertilidad de los suelos y si las cenizas llegan a la estratosfera bloquean el paso de la luz solar disminuyendo la temperatura de la tierra.
Victoria Bianco
Periodista especializada en medio ambiente