Este mono habita principalmente en el noroeste del país en zonas como Salta, Chaco, Formosa o Corrientes. Se lo captura de cachorro, matando a su madre, y luego se lo vende como mascota.
Se calcula que de 6 crías capturadas, sólo 1 sobrevive. Si bien es sabido que su tenencia es ilegal, muchas personas compran este mono y, en su mayoría, al cabo de un tiempo terminan desechándolos en zoológicos o en lugares no especializados.
Por otro lado, el avance de la tala indiscriminada de los montes provoca que el mono carayá se quede sin su hábitat natural y sin alimento.
Esta es una especie considerada de difícil mantenimiento en cautiverio ya que tiene dificultades para adaptarse y reproducirse en zoológicos. En general, en cautiverio, no sobreviven a los dos años.