El objetivo principal de un corredor es asegurar la conexión entre los diferentes parches de bosques como la movilidad de los animales, polen y semillas, entre uno y otro, evitando así el aislamiento genético de las poblaciones locales de flora y fauna.
Un corredor biológico no es un área protegida, sino un concepto más flexible. Es una zona delimitada como interconexión entre reservas naturales donde no se prohíbe la conversión del medio silvestre pero sí, se establecen ciertas pautas, procurando que los monocultivos de alto impacto y el deterioro de los recursos naturales sean reducidos a su mínima expresión, con medidas disuasivas, regulación e incentivos al uso sustentable.
Un antecedente importante para la Argentina es el Corredor Verde de Misiones, creado por Ley Provincial en 1999, sobre una extensión aproximada de 1.200.000 ha, siendo la mitad de esta superficie áreas protegidas debidamente creadas e implementadas. El resto corresponde a propiedades forestales y colonias agrícolas.Victoria Bianco
Periodista especializada en medio ambiente