Islandia forma parte de la red de volcanes del Atlántico que para los geólogos "es un paraíso" pero que tiene el "grave inconveniente" de tener un glaciar encima. Esto podría provocar deslizamientos de agua y lodo ladera abajo.
Se calcula que en todo el mundo hay unos 600 volcanes en marcha, aunque su nivel de actividad es muy variable. Y si bien el hombre no tiene nada que ver con este fenómeno natural es real que pueden generar catástrofes ambientales como inundaciones, gases tóxicos y cenizas.
El suelo al ser cubierto por cenizas, pierde fertilidad, provocando que las capa de humus, desaparezcan. El agua de lagos, ríos y napas se contaminan, quedándose sin agua la región y provocando falta de agua potable para los habitantes y para los animales. El aire se contamina y genera una nube de gases que podría expandirse según la altura que haya tomado y las corrientes de los vientos. La ceniza incandescente podría llegar a incendiar bosques y destruir plantas autóctonas y milenarias.
Por otro lado, si las cenizas llegaran a la estratósfera, podrían ser dispersadas por fuertes vientos a todo el mundo. Con el tamaño adecuado, estas partículas permanecerían flotando en el aire durante años, y como son residuos opacos, bloquerían el paso de la luz solar, con una consecuente disminución de la luz a la tierra.
Victoria Bianco
Periodista especializada en medio ambiente